domingo, 17 agosto, 2025
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A quién le importa

Que Máximo Kirchner lidera la boleta bonaerense. Que una exmodelo con programa sobre perros en la TV Pública se sube como segunda a la lista libertaria. Que se divide el cordobesismo con las candidaturas por separado de Juan Schiaretti y Natalia de la Sota. Que Diego Santilli se contenta con ir tercero, detrás de José Luis Espert y la conductora perruna. Que los radicales Facundo Manes y Martín Lousteau se pelean para ver quién va a diputado y quién a senador…

Por estas horas, a la espera de que este domingo 17 (pobre San Martín) venza el plazo para la presentación de las postulaciones a las legislativas nacionales de octubre, la dirigencia política oficialista y opositora está enfrascada en su pico de atención y energía: la rosca electoral.

Con las especulaciones y confirmaciones a la orden del día, cuesta creer que este tipo de negociaciones –donde abundan sorpresas, traiciones, imposturas y heridas– provoque algún interés en gran parte de la ciudadanía.

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No se trata de una mera especulación. Las cifras récord de ausentismo electoral en casi todos los comicios provinciales adelantados confirman esta crisis de representatividad.

Kicillof hace campaña contra Milei. Y el presidente ataca al gobernador

Lo que viene en el calendario parece ir en el mismo sentido: solo la mitad de los bonaerenses asegura que irá a votar en tres semanas, según un estudio de la consultora Analía del Franco. Peor aún, la mayoría desconoce qué se vota y para qué. El desinterés es total.

Es cierto que la experiencia en la provincia de Buenos Aires es novedosa. Por primera vez desde el retorno democrático, sus habitantes asistirán a las urnas en una fecha distinta a la elección nacional. Decisión de Axel Kicillof, a la que se opusieron Cristina Fernández de Kirchner y su núcleo de La Cámpora, con la idea de tratar de evitar que una posible ola violeta para el Congreso lo arrastre a nivel distrital.

Pese a esa estrategia localista, curiosamente Kicillof hace campaña contra Javier Milei. Y el Presidente replica atacando al gobernador, como volvió a ratificar en el acto del jueves en La Plata. Cómo no se van a confundir los bonaerenses.

Solo la mitad de los bonaerenses asegura que irá a votar en tres semanas, según un estudio de la consultora Analía del Franco. Peor aún, la mayoría desconoce qué se vota y para qué.

El tono y las características del proselitismo en desarrollo, amén de la transa electoral, tampoco contribuye demasiado a despejar la apatía social. Más bien todo lo opuesto.

Por caso, resulta difícil de explicar cuál fue el objetivo de que Milei invitara el martes pasado a Olivos a un nutrido grupo de diputados oficialistas. Con el PRO incluido, claro. Y algún UCR. La velada nocturna incluyó, 48 horas antes de su estreno, la difusión en el microcine de la quinta presidencial de la reciente película de Guillermo Francella, una penosa parodia crítica sobre la argentinidad. La función privada se extendió el viernes en Balcarce 50 para los integrantes del gabinete. Un homenaje al exasesor mileísta Demian Reidel y su frase: “El único problema de la Argentina es que está lleno de argentinos”. “Deja en evidencia a los progres caviar”, fue la defensa del film que eligió hacer el Presidente. Tal vez imagine proyectarla en las escuelas.

Hay acciones más delicadas. Con tal de sostener de cualquier manera su principal caballito de batalla electoral –y de gestión–, como es la baja de la inflación, el Gobierno profundizó sus subsidios para planchar el valor del dólar.

De poco valió que esta semana duplicara las tasas de interés para que los bancos renovaran la deuda en pesos. El 40% quedó liberado y el equipo económico buscará que no corran a la divisa norteamericana. “Vamos a aspirar todo”, avisa un funcionario. La suba de encajes y un nuevo bono, obligatorio, serían los mecanismos elegidos. ¿Y la libre flotación entre bandas?

En nombre de mantener quieto al dólar a casi dos meses de los comicios legislativos, el Gobierno se despreocupa por los efectos nocivos que tiene la multiplicación de las tasas en la actividad económica. “Frenamos los créditos porque estamos complicados para saber a qué tasa (de interés) prestar”, admite el directivo de un banco privado importante.

El llamativo intervencionismo libertario en el mercado de cambios pretende ser presentado como pasajero, aunque viene siendo ejecutado desde el inicio mismo de la administración Milei. ¿Se mantendrá el compromiso oficial de abrir el cepo para empresas desde el 1° de enero de 2026? Cerca del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, eluden cualquier respuesta tajante al respecto. “El campeón tiene miedo”, podría cantar el Andrés Calamaro de Alta suciedad.

Vale todo. Como siempre, la dirigencia aprovecha también cuestiones sensibles para arrastrarlas a la arena de la campaña. Gobierno y oposición sobreactúan por estos días su preocupación o indignación ante el escándalo del fentanilo adulterado, que dejó por ahora como saldo casi un centenar de fallecidos.

Las familias de las víctimas asisten atónitas a las acusaciones que se cruzan entre los bandos en disputa electoral. Las autoridades le achacan el problema al kirchnerismo, por los contactos con esa fuerza del dueño del laboratorio, Ariel García Furfaro. Se deberían chequear además los vínculos de este empresario (y su familia) con dirigentes y funcionarios de otros partidos.

Los gobernantes y opositores se achacan responsabilidades por el fentanilo

La Casa Rosada decidió sumarle otro agravante político al caso. Recién se enteran de que el juez que lleva la causa desde hace meses –con módicos avances– es Ernesto Kreplak, hermano de Nicolás Kreplak, ministro de Salud bonaerense. En La Plata fue donde se originaron los primeros hechos públicos de muertes. Ahora lo quieren recusar.

En cambio, la oposición va sobre el Gobierno por el rol de la Anmat, que depende del “motoaserrado” Ministerio de Salud de Mario Lugones, y cuyo protagonismo en la detección y alertas sobre el fentanilo contaminado es sinuoso. Cuando menos. Las dudas se resaltan de acuerdo a documentación y denuncias que se van sumando, como las que se aportaron desde la intendencia de Rosario. La espiral de los decesos se expande por todo el país.

Mientras gobernantes y opositores se achacan las responsabilidades por el fentanilo corrompido, como parte de la batalla electoral (con el nocivo aporte oral del inefable

Federico Sturzenegger), las familias de quienes fallecieron apenas quieren saber qué pasó. Cómo pasó. Y de quién es la culpa. Verdad y justicia, dos conceptos que suelen ser exhibidos por gran parte de nuestra dirigencia solamente cuando le conviene.

Ah, pero las candidaturas, las campañas y las elecciones. Después se sorprenden por la apatía ciudadana.

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