El papa Francisco, el primer pontífice argentino y latinoamericano, dejó una huella imborrable en la defensa del medio ambiente. Su pontificado estuvo marcado por un llamado constante a la acción contra la crisis climática, enfatizando la responsabilidad moral y espiritual de cuidar la “casa común”. Desde sus primeros años como líder de la Iglesia Católica, promovió una visión ecológica integral, alertando sobre las consecuencias devastadoras del cambio climático y la degradación ambiental.
Uno de los momentos más significativos de su papado fue la publicación en 2015 de la encíclica «Laudato si’», donde llamó a realizar una “conversión ecológica” a nivel global. Sin embargo, su postura no se limitó a documentos oficiales, sino que se tradujo en discursos, encuentros y llamados a líderes mundiales para que tomaran medidas concretas en favor del planeta.
Murió el papa Francisco: los problemas de salud contra los que luchó desde su juventud hasta sus últimos días
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Además, propuso la inclusión del «ecocidio» como pecado en el Catecismo de la Iglesia Católica, una medida que buscaba reconocer el daño ambiental como una falta grave ante Dios y la humanidad. Antes de fallecer, dejó un mensaje claro en este sentido: el futuro del planeta depende de la responsabilidad colectiva de la humanidad y la situación climática es también una crisis social y moral.
Las últimas advertencias del Papa sobre la crisis ambiental
En sus últimos años de vida, Francisco reforzó su mensaje ecológico con llamados urgentes a la acción. En septiembre de 2024, su intención de oración mensual estuvo dedicada a la Tierra, a la que describió como un enfermo que necesita ser atendido. En su videomensaje, preguntó: “¿Escuchamos el dolor de la Tierra y de las millones de víctimas de las catástrofes ambientales?”, instando a tomar medidas no solo ecológicas, sino también sociales, económicas y políticas.
Asimismo, durante la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación 2024, el Papa destacó la importancia de un cambio de mentalidad global. “El cuidado de la creación no es sólo una cuestión ética, sino también eminentemente teológica”, afirmó, subrayando la conexión entre la fe y la responsabilidad ambiental. A lo largo de sus intervenciones, dejó claro que la indiferencia ante la crisis climática es incompatible con la doctrina cristiana.
En mayo del mismo año, recibió en audiencia a los miembros de las Academias Pontificias de Ciencias y Ciencias Sociales para debatir sobre la resiliencia climática. En ese encuentro, reiteró que la destrucción del medio ambiente es un pecado estructural que pone en peligro a toda la humanidad. Insistió en la necesidad de proteger a las poblaciones más vulnerables, quienes sufren las peores consecuencias de la crisis climática a pesar de ser las que menos contribuyen a ella.
El Papa Francisco contra el “pecado ecológico”
Uno de los aportes más innovadores de Francisco fue su propuesta de incluir el «pecado ecológico» en el Catecismo de la Iglesia. En 2019, durante el XX Congreso Internacional de la Asociación de Derecho Penal, expresó: «Estamos pensando en introducir en el Catecismo de la Iglesia Católica el pecado contra la ecología, el pecado ecológico». De esta manera, buscó darle un reconocimiento moral y teológico a las acciones que destruyen el medio ambiente.
En este sentido, el Papa definió al ecocidio como «la contaminación masiva del aire, de los recursos de tierra y agua, la destrucción a gran escala de la flora y la fauna, y cualquier acción capaz de producir un desastre ecológico o destruir un ecosistema». También lo vinculó con la noción de “crímenes contra la paz”, instando a los líderes mundiales a reconocerlo como un delito de gravedad internacional.
La idea de considerar el ecocidio como pecado no fue solo un gesto simbólico, también reflejó la creciente preocupación que tomó fuerza dentro de la Iglesia por el impacto ambiental del modelo de desarrollo actual. Además, el Sumo Pontífice reiteró su preocupación sobre el “mecanismo consumista compulsivo”, que lleva a la explotación irracional de los recursos naturales, llamando a un cambio profundo en los hábitos de consumo y producción.
El acto más misterioso de la cristiandad: cómo es el cónclave que elegirá al próximo Papa
«Laudato si'»: la encíclica verde que marcó el pontificado del Papa Francisco
En 2015, el Papa Francisco publicó «Laudato si'», subtitulada «Sobre el cuidado de la casa común». Esta encíclica abordó de manera integral la relación entre la humanidad y el medio ambiente, llamando a una «conversión ecológica» global. Inspirado en San Francisco de Asís, el Papa destacó la interdependencia de todas las criaturas y la necesidad de una ecología integral que contemple las dimensiones ambiental, económica y social.
En la encíclica, Francisco denunció por primera vez el consumismo desenfrenado y la cultura del descarte, señalando que estos fenómenos profundizan la crisis ambiental y la desigualdad social. Asimismo, criticó el modelo económico global que prioriza el beneficio inmediato sobre la sostenibilidad y la justicia, y llamó a repensar las estructuras económicas en función del bien común.
El papa Francisco designó que su sepultura fuera en la Basílica Santa María la Mayor, un emblema jesuita
Sin embargo, «Laudato si'» también incluyó una reflexión esperanzadora al sostener que “la humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”. “El ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente. No todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse”, afirmó el Sumo Pontífice en su mensaje.
El impacto de la encíclica fue notable. Fue citada en cumbres internacionales como la COP21, donde se firmó el Acuerdo de París, y sirvió como referencia para movimientos ecológicos y líderes políticos comprometidos con la justicia ambiental. Su mensaje trascendió el ámbito religioso y durante aquellos años se convirtió en un documento clave en el debate global sobre la crisis climática.
A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco intentó dejar la enseñanza de que el cuidado del planeta no es una opción, sino una “responsabilidad moral ineludible”. Su llamado a la acción resuena aún después de su muerte y es recordado por colectivos ecologistas como una señal de que la defensa del medio ambiente es también una lucha por la dignidad humana y la justicia social.
rv / ds