Adrián Suar estrenó su nueva película Mazel Tov, una comedia dramática que combina humor, emoción y tradición. El film, que llegará a los cines el 17 de abril, lo tuvo como protagonista y también como director, en lo que fue su segunda experiencia detrás de cámara tras «30 noches con mi ex».
En esta oportunidad, Suar abordó un relato familiar con fuerte carga emotiva, ambientado en el contexto de rituales y despedidas. Según explicó, no se trata de una historia autorreferencial, aunque admite que ciertos matices personales lo atraviesan.
“La idea podría haberse situado en una familia italiana o española. No se trata de mi vida, aunque me incluya de algún modo”, aclaró en diálogo con Teleshow.
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Una historia que trasciende lo personal
Suar interpreta a Darío Roitman, un hombre que vive en Estados Unidos y regresa a Argentina tras la muerte de su padre. El motivo inicial del viaje era otro: asistir a la boda de su hermana y al Bat Mitzvá de su sobrina. Pero el fallecimiento paterno lo obligó a revivir vínculos rotos, memorias infantiles y heridas aún abiertas.
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Lo que en principio podría leerse como una historia familiar judía, rápidamente se abre a lo universal. Suar explicó que el foco está puesto en lo colectivo, en cómo cada miembro de una familia construye su versión del pasado y su relación con la figura del padre.
“La película no trata sobre una comunidad, sino sobre los lazos familiares. Es una historia que podría ser la de cualquiera”, aseguró.
En Mazel Tov, la diversidad de recuerdos y emociones entre hermanos da forma al conflicto. Cada uno carga con su interpretación de la infancia y de la figura paterna. Así, el film se convierte en un espejo donde muchos pueden verse reflejados.
Reencuentros, despedidas y emociones en tensión
El relato se apoya en la dualidad emocional de sus personajes: alegría por las celebraciones, y tristeza por la pérdida. El contraste entre el Bat Mitzvá, una boda y un velorio obliga a los protagonistas a confrontar sus diferencias, pero también a buscar puntos de encuentro.
La película desarrolla la complejidad de los vínculos entre hermanos, interpretados por Suar, Fernán Mirás, Natalie Pérez y Benjamín Rojas, quienes deben convivir en medio del duelo y la tradición.
El guion fue escrito por Pablo Solarz, reconocido por su sensibilidad a la hora de narrar historias íntimas. Suar apostó por un tono honesto, sin caer en excesos melodramáticos, y apostó a que el espectador conecte desde sus propias vivencias familiares.
Elenco sólido y actuaciones destacadas
El film contó con un elenco coral de primera línea. Además de los cuatro protagonistas, se sumaron actores como Alberto Ajaka, Lorena Vega, Guillermo Arengo, Esteban Bigliardi, Ariadna Asturzzi, Lula Mangone, Pablo Fábregas, Aaron Palomino y Adriana Aizenberg.
Rodolfo Ranni tiene una participación especial en el largometraje. Realizó una intervención breve pero significativa, aportando emotividad a uno de los momentos claves de la historia.
La combinación de experiencia actoral y un guion centrado en lo emocional permitió que Mazel Tov fluya entre el humor, la melancolía y la reflexión.
El peso simbólico de Mazel Tov
El título de la película proviene del hebreo y significa “felicidades” o “buena suerte”. Su uso habitual se da en eventos como bodas, nacimientos o ceremonias religiosas. En el contexto del film, este saludo tradicional cobra una doble carga simbólica.
La expresión aparece como un deseo de bienestar que se impone incluso en momentos de dolor. La superposición entre la celebración y el duelo le otorga al título una dimensión irónica, pero también profundamente humana.
Con Mazel Tov, Adrián Suar propone una película que interpela desde lo emocional y que, más allá de sus referencias culturales, conecta con cualquier espectador que haya vivido la complejidad de los vínculos familiares.