Aún comparando contra bases muy malas, al consumo masivo le sigue costando salir del pozo. Hoy, la foto de los datos de la gestión Milei contra la gestión Milei, en materia de compras básicas, de supermercado, siguen dando números interanuales negativos. Este diario accedió en exclusiva a lo que en días comunicará la consultora Scentia, que mide ventas para el sector retail en todo el país y trabaja para el sector comercial: una baja del consumo del 5 por ciento interanual, contra una caída que, en enero del 2024, ya había sido fuerte, marcando un retroceso de 3,5 por ciento contra igual mes del año previo.
La cifra de enero, además, es el segundo mes consecutivo de gestión libertaria en el cual las comparaciones interanuales del consumo más basico dan negativo. En diciembre, de hecho, según las mismas cifras de Scentia, el consumo cayó 18 por ciento, contra un diciembre del 2023 que había tenido un crecimiento de 1,4 por ciento.
Así, la expectativa del comercio es que recién en marzo o abril se vea un crecimiento positivo. ¿Qué pasó en esos meses del año pasado? En febrero del 2024, según Scentia, el consumo cayó 4 por ciento; en marzo ya pegó una baja muy fuerte, hasta el 7,4 por ciento. Mientras que en abril ya alcanzó una caída de dos dígitos que se prolongó hasta fines del año pasado: en ese mes, el desplome fue de 13,7 por ciento. De allí en adelante, hubo bajas que llegaron hasta el 22, 3 por ciento en septiembre. «Ya si contra esas caídas no se ven números positivos, vamos a estar en un problema serio», expresó ante este diario una fuente del retail.
Es que la mejora interanual de los indicadores de Milei contra Milei empezará a tener que ver, casi exclusivamente, con comparaciones negativamente históricas del 2024. Es decir, Milei precisa, para que la cuenta corte la mala racha, llegar a los peores meses de su gestión para allí sí, encontrar indicadores en positivo.
Por qué pasa lo que pasa y qué se viene
Naturalmente, en paralelo a las cifras de Scentia hay otros indicadores, como el de CAME, que mide ventas de productos no esenciales, que tiene una mejora, pero sorprende que las grandes compras en supermercados aún no peguen la vuelta. ¿Por qué pasa lo que pasa? Los dueños de supermercados y empresas que producen bienes de la canasta básica, aseguran que el fenómeno sigue explicado por el mismo fenómeno que se da desde que Milei es Presidente.
Por un lado, aducen que el alto costo de los servicios y tarifas en la economía de las familias es el corazón de la crisis. Luego, el precio alto al que quedaron los alimentos desde la devaluación, y tercero lo alicaídos que están los ingresos poblacionales.
El cálculo que tienen en los supermercados es que si el sueldo promedio está entre 600 mil y menos de un millón de pesos, no hay forma de que, una vez que se pagan tarifas, alquiler (que la mayoría paga) y otros costos fijos, las familias puedan destinar sumas grandes para llenar el changuito. «Nostros ya somos conscientes de que estamos yendo a un negocio de mucho menor volúmen», admitió un ceo de una multinacional. Eso redunda, naturalmente, primero en achique de negocio y luego de personal.
El otro factor son los ingresos. Las paritarias muy por debajo de la inflación detonan cualquier posibilidad de repunte sólido. Por caso, en los super empezaron a caer muy fuerte las ventas de bienes durables y electro, que habían empezado a subir por las cuotas y ahora caen.
El problema, allí, radica en que para el Gobierno, tumbar las paritarias por debajo del IPC, es parte central del plan para contener la inflación. Es decir, Milei y Caputo le temen a un recalentamiento de la economía que dispare los precios, su principal caballito de batalla. Por eso, para poder seguir conduciendo la economía en una tensa calma, precisan que los ingresos poblacionales no se recuperen fuerte y, naturalmente, se deriven al consumo