En medio de la polémica con Bolivia por un alambrado que el gobierno de Salta construirá en la ciudad fronteriza de Aguas Blancas, el interventor que reemplazó las funciones del condenado exintendente Manuel Cornejo, Adrián Zigarán, explicó la razón de tal medida. “Era un descontrol total”, dijo el hombre que designó la gestión de Gustavo Sáenz en esa localidad de Orán para ocuparse del tema. Y detalló que tiene como objetivo “evitar que la gente llegue al pueblo, salte por un paredón que hay en la zona para evitar inundaciones y cruce a Bolivia sin hacer migraciones”.
Precisó, en diálogo con radio Mitre, que el alambrado que generó la polémica con el país vecino tendrá 200 metros de largo desde la terminal de micros de Aguas Blancas hasta la oficina de Migraciones y tendrá unos 2,5 metros de alto.
Al ser consultado por qué motiva la reacción del gobierno de Bolivia, Zigarán opinó: “Para mí, está mal informado. No entiendo por qué”. “Qué bueno que ahora se preocupen”, añadió con ironía y reclamó que ese país debería poner más gente en los pasos fronterizos legales para controlar el ingreso y egreso de gente para que no se formen cuellos de botella.
Apenas conocida la resolución, el gobierno de Bolivia no tardó en aludir a la construcción del vallado en la frontera y señaló que “cualquier medida unilateral puede afectar la buena vecindad y la convivencia pacífica”. Lo hizo a través de un comunicado difundido a través de la cancillería de ese país. “El Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia expresa su preocupación ante el anuncio del Gobierno de Argentina de instalar una cerca de 200 metros en la frontera entre ambos países”, dice el escrito oficial.
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