00: Raúl – Dora
01: Norma
02: Mariano – Ana
03: Nicolás
04: Mónica
05: Esteban
06: Ramón – Ema
07: Graciela
08: Eduardo
09: Teresa
10: Norberto
11: Javier – Nadia
12: Domingo
13: Claudia
14: Néstor
15: Cristina
16: Osvaldo
17: Margarita
18: Julio – Perla
19: Alfonso
20: Viviana
21: Carmen
22: Francisco
23: Juana
24: Luis – Iris
25: Victoria
26: Pablo – Hilda
27: Eusebio
28: Isabel – Rodrigo
29: Gabriel
30: Lucía
31: Alicia – Alfredo
32: Pedro – Sandra
33: José – Alba
34: Manuel
35: Rafael – Rocío
36: Alberto
37: Carlos
38: Víctor – Lía
39: Cecilia – Nora
40: Héctor – Fabiana
41: Jorge
42: Félix – Gladys
43: Antonio
44: Estela
45: Juan – Ruth
46: Vicente
47: Clemente
48: Miguel
49: Romina
50: Natalia
51: Lucas
52: Liliana
53: Florencia
54: Lorenzo
55: Matilde
56: Lidia – Rubén
57: Agustín
58: Damián
59: Josefa – David
60: María – Facundo
61: Bernardo
62: Ignacio
63: Mirta
64: Regia – Hernán
65: Leonardo
66: Adriana
67: Rosa – Horacio
68: Diego – Elba
69: Laura – Emilio
70: Felipe
71: Abel
72: Martín
73: Sebastián
74: Ricardo – Olga
75: Armando
76: Roberto – Karen
77: Clara
78: Enrique
79: Oscar – Valeria
80: Fernando
81: Angélica
82: Soledad
83: Beatriz
84: Cayetano
85: Guillermo
86: Mario
87: Dante
88: Ezequiel
89: Gonzalo
90: Andrés
91: Arturo
92: Gastón
93: Hugo
94: Omar
95: Fabián
96: Gustavo
97: Marta
98: Vilma
99: Daniel
Soñar con una persona, conocida o no, puede tener múltiples implicancias: del psicoanálisis hasta las leyes del azar, con sus siempre anhelados números de la quiniela. La sabiduría popular forjó con el paso de las décadas una tabla que enlaza a las cifras con los nombres propios. Así que los protagonistas de las tramas oníricas pueden transformarse en una apuesta ganadora.
Las tablas de sueños y números son desde hace años una fuente de consulta para millones de apostadores en todo el mundo, que buscan convertir los misterios de un sueño en cifras que puedan darles una alegría en el sorteo de la quiniela.
En la historia más reciente, este lenguaje alfanumérico se usó como método para despistar a las autoridades en las salas de juego ilegal, donde las apuestas clandestinas quedaban ocultas detrás de frases que por su significado exótico se disfrazaban como sueños.
Aunque los nombres representados por los números varían de una región a otra, la cultura criolla moldeó con el tiempo un criterio común con una serie de números que va del 00, símbolo de los Raúl y las Dora, hasta el 99, que representa a los Daniel.
Como se observa, algunos números corresponden a dos nombres, y los números a su vez pueden combinarse. Por ejemplo, si una persona soñase con una pareja conocida de nombres Romina y Sebastián, primero apostará al 49 por ella, y luego al 73 por el hombre.
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