Está enrarecido el clima político. Se huele un tufillo a «incipiente o probable violencia» que ha despertado algunas alarmas. Un grupo de partidarios extremos del gobierno lanzaron lo que ellos mismos llamaron «el brazo armado» o «la guardia pretoriana» de la Libertad Avanza. Un sector del peronismo -encabezado por el ex Secrertario de Comercio Interior Guillermo Moreno- contestó avisando que «si ellos se convierten en el Ejercito Rojo, nosotros seremos el Ejercito Blanco, que se preparen», y aunque muuuuuuuy lejanos por ahora, los temores de acercarse a los sangrientos «setentas» se encendieron de inmediato. Hicieron ruido.
En medio de esa secuencia un tanto surrealista, la aparición del analista opositor Gustavo Sylvestre con el ojo izquierdo totalmente en compota disparó una catarata de preguntas: ¿Fue la primera víctima de esta suerte de «revival» de aquellos tiempos borrascosos donde las diferencias y las disidencias se resolvían a los golpes en el mejor de los casos? No es para bromear ni para jugar, pues aquellos desencuentros dieron paso a las peores épocas que recuerde este país.
Por suerte, eso no sucedió. Sylvestre no fue agredido por nadie. O sí, pero no por una persona. Nadie le puso una mano encima. Otra aclaración: una mano no… pero un aguijón si. El mismo lo explicó en el pase que protagoniza todas las mañanas en «Radio 10» con Jorge Rial. Cuando Sylvestre termina su «Mañana Sylvestre» a las 10 de la matina, Rial empieza «Argenzuela», el ciclo que le permitió volver a los primeros planos y que él mismo tituló «la máquina de tirar títulos».
En ese pequeño espacio (dura 10 minutos, más o menos), conversaban de «bueyes perdidos» cuando Rial, con mucho sigilo, se fue acercando al tema y en un momento le preguntó «de frente march». «No sé si se puede hablar, si hubo quirófano, pelea o qué, pero cómo está ese ojo, Gato…» tiró Rial después dar unos cuantos cabildeos alrededor de la cuestión «sensible» pero que estaba muy a la vista. Por más que quisiera, no había forma de hacerse el… el que no lo veía.
EL PERIODISTA GUSTAVO SYLVESTRE APARECIO CON LA CARA DEFORMADA: «ME AGARRO Y ME MATO»
Sylvestre habló de la vuelta a otros tiempos, pero bastante más cercanos. «Estamos en el revival de los 90… y Bueno, me picó una abeja». Al toque, medio entre sonrisas, aclaró que «a mi me picó de verdad». En esos años de «convertibilidad» y «pizza con champagne» el presidente Carlos Menem repetía «me pico una abeja» cuando aparecía con la cara hinchada. La versión extraoficial era que con esa frase escondía los tratamientos estéticos a los que se sometía.
«Si, si, me di cuenta por cómo lo tenés» reflexionó Rial. El columnista deportivo y relator Pablo Ladaga, a quien Rial chicanea con que es «hincha de Boca», le aclaró que «y mirá que ahora está bien, más temprano era Tyson». «¿esto cuándo fue, ayer?» quiso saber «JR». «Ayer, ayer a la tardecita» informó «El Gato», que agregó «No es la primera vez que me pican, pero esta vez o me quedó el aguijón o me agarró en una zona más sensible». «Las fuerzas del cielo» bromeó después. Menos mal que no fue violencia. Igual, déjense de joder con esa pavada de los ejércitos y la mar en coche que lo que empieza como una sonsera después se puede volver realidad.