La música tiene el poder de transportar a quienes la escuchan a épocas y lugares específicos, y eso es precisamente lo que propone Florecita rockera, el musical.
Este proyecto, que rinde homenaje a la icónica banda colombiana Aterciopelados, llegó para conectar generaciones a través de una historia de amor y una experiencia que combina teatro, música y tecnología.
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Con un elenco encabezado por figuras como Conny Camelo y Ramiro Meneses, y respaldado por más de 23 artistas, entre actores, músicos y bailarines, el musical no es solo un espectáculo, sino un viaje en el tiempo a la Bogotá de los años 90, una época marcada por profundos cambios sociales, políticos y culturales.
Florecita rockera, el musical inició su camino con un estreno nacional el 15 y 16 de noviembre en el emblemático Teatro Jorge Eliécer Gaitán, un escenario que ha sido testigo de innumerables momentos históricos en la cultura colombiana.
Desde el 21 de noviembre, la obra continúa su temporada en el Teatro Astor Plaza, consolidándose como uno de los planes más atractivos de fin de año.
El espectáculo toma como base las canciones de Aterciopelados, una banda que marcó la identidad del rock colombiano. Temas como Bolero falaz, Florecita rockera y Baracunatana forman parte de una narrativa que conecta los sonidos emblemáticos de los noventa con las emociones humanas que trascienden el tiempo.
El guion, escrito por el dramaturgo y director Jorge Hugo Marín, entrelaza estos clásicos con una historia de amor inspirada en la propia relación de Andrea Echeverri y Héctor Buitrago, líderes de Aterciopelados.
En el escenario, los personajes Delia y Hache, interpretados por los jóvenes talentos Michelle Salazar y Víctor Palacios, se enfrentan a las barreras de un amor entre dos mundos opuestos: diferentes estratos sociales, perspectivas de vida y, al mismo tiempo, una Bogotá en plena transformación.
El musical se erige como una experiencia multisensorial. Además de las actuaciones en vivo, incorpora una innovadora propuesta de video mapping documental, que recrea la atmósfera de la Bogotá noventera.
Este recurso transporta al público a la época y también genera una conexión emocional con quienes vivieron esos años, mientras permite a las generaciones más jóvenes descubrir cómo era el país a través de la música y las historias de sus padres y abuelos.
Inspirada en clásicos como West Side Story y Romeo y Julieta, la obra no solo narra un romance, sino que también resalta cómo la música puede ser un puente entre las diferencias sociales y un vehículo para la libre expresión. Las letras de Aterciopelados, cargadas de mensajes de crítica social, amor y empoderamiento, adquieren nueva vida al ser interpretadas por el elenco y orquesta en vivo.
Conny Camelo y Ramiro Meneses, figuras icónicas del entretenimiento colombiano, aportan su experiencia y carisma al montaje. Sin embargo, son Michelle Salazar y Víctor Palacios quienes llevan el peso de la historia, destacándose por su fuerza escénica y habilidades vocales, características que los propios integrantes de Aterciopelados reconocieron al seleccionarlos para estos roles.
Florecita Rockera, el musical no solo está diseñado para los nostálgicos que quieren revivir los noventa, sino también para las nuevas generaciones que desean conocer más sobre esta década crucial en la historia de Colombia. Es un plan perfecto para compartir en familia y disfrutar de una experiencia que combina cultura, música y tecnología.
El espectáculo es una coproducción entre la Corporación +Cultural, creadora de exitosos montajes como La hija del mariachi y Chavela, y el Grupo Altavista, en alianza con El Tiempo, Idartes y W Radio. Estas instituciones han trabajado para garantizar que la obra sea un referente del teatro musical colombiano, cuidando cada detalle para ofrecer un montaje de calidad internacional.
El musical estará en cartelera en el Teatro Astor Plaza durante su primera temporada. Las entradas están disponibles desde $80,000 a través de TuBoleta.com, una inversión que promete un espectáculo único, capaz de conectar generaciones y emocionar al público de principio a fin.