Un reconocido médico pediatra de Posadas fue condenado a cuatro años de prisión e inhabilitado para ejercer la medicina a perpetuidad por haber abusado sexualmente de cuatro jóvenes, una de ellas menor de edad. El cumplimiento de la pena se hará efectivo cuando el fallo quede firme, pero la Justicia ya envió un oficio al Colegio de Médicos de Misiones para que Fernando Alfredo Vinuesa (59) deje de atender en forma inmediata.
La sentencia se conoció cinco años después que las víctimas realizaran las denuncias. Otras mujeres que llevaban a sus hijos al consultorio de Vinuesa habían denunciado que eran acosadas por el médico, pero la Justicia sólo tuvo en cuenta los cuatro casos de abuso para condenarlo.
La fiscal Correccional y de Menores María Laura Álvarez había pedido siete años de prisión para Vinuesa tras dar por probados los hechos que se le imputaban, pero el juez César Raúl Jiménez finalmente lo condenó a cuatro años de prisión efectiva, pero supeditó el cumplimiento a la ratificación del fallo por una instancia superior en caso de que la defensa presente una apelación.
Uno de los hechos por los que fue acusado Vinuesa ocurrió el 4 de abril de 2019 cuando una adolescente de 16 años acudió a su consultorio debido a un problema gastroenterológico. La chica había sido atendida por el pediatra durante su infancia, generándose un vínculo de confianza entre el médico y sus padres. En 2018 la víctima volvió a atenderse con Vinuesa, pese a que éste tenía la especialidad de pediatría.
Ese día la adolescente ingresó sola al consultorio para realizarse un control de rutina porque su madre no había encontrado lugar para estacionar. Primero la palpó en la zona abdominal, pero luego le desprendió el pantalón y deslizó la mano hacia el pubis, generando incomodidad en la paciente. Luego la auscultó la espalda y en esas circunstancias le dijo que le arreglaría la ropa interior, deslizando una de sus manos por las nalgas de la menor.
En los días posteriores, el médico la contactó reiteradamente vía mensajería, haciendo referencia a cuestiones íntimas de la joven.
Para la fiscal Álvarez, Vinuesa utilizó como llave para acceder a la víctima “su preeminencia como médico, ejerciendo su rol como gastroenterólogo especialista para atender la patología de la adolescente” pero también dejando en claro su rol de “amigo” y “parte de la familia”.
La madre de la adolescente advirtió un cambio de comportamiento y la súplica de no ser atendida más por Vinuesa. Luego de relatar lo sucedido, la chica les pidió a sus padres que hicieran la denuncia. Sostuvo que el comportamiento del médico le había generado “asco”.
En septiembre de 2009, Vinuesa cometió otros dos abusos, que tuvieron como víctimas a una joven que había sido su paciente y que ese día concurrió a llevar su curriculum, y la amiga que la acompañó.
El médico las hizo pasar a ambas al consultorio y les dijo que las iba a examinar tras consultarle sobre el método anticonceptivo que utilizaban y si tenían relaciones. Vinuesa les hizo quitarse la ropa para manosearle los senos y los pezones, advirtiéndole que si en esa zona no sentía placer “algo anda mal”. Posteriormente intentó deslizar la mano hacia la pelvis, pero la joven lo impidió.
En los días posteriores también la contactó por mensajes para que retornaran al consultorio, pero las jóvenes no lo hicieron.
El cuarto hecho ocurrió en octubre de 2018 cuando una joven llevó a su hijo a un control médico. Según el relato, Vinuesa la abrazó y tocó los pechos y después le dio un beso muy cerca de la boca. No conforme con eso, comenzó con un interrogatorio relacionado con la vida sexual de la mujer.
Según su relato, ese comportamiento se repitió en las visitas posteriores que hizo al consultorio y que le pidió también por mensaje que le pase fotos en bikini o pollera corta.
En su alegato, la fiscal Álvarez sostuvo que el médico ejerció su rol de manera inversa: no para salvaguardar la salud de sus pacientes, sino para dañarla de manera perversa, para «complacer sus ánimos libidinosos y menoscabar la integridad sexual” de las víctimas.
A Vinuesa tampoco le resultó favorable el perfil psicológico elaborado por los peritos del Poder Judicial. Los profesionales detectaron una personalidad “poco plástica… con rasgos de carácter inmaduros, obsesivos, narcisistas y egocéntricos. Tales rasgos provocarían la exacerbación de las características positivas y una necesidad de exhibición personal frente al ambiente, como así también la presencia de baja tolerancia a la frustración y dificultades en la capacidad de empatía”.