El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, concluyó el miércoles su histórica visita a Angola recorriendo un proyecto ferroviario estratégico en la ciudad portuaria de Lobito, mostrando una inversión estadounidense de 550 millones de dólares destinada a remodelar los corredores económicos del sur de África y desafiar potencialmente la larga influencia de China en el continente.
El proyecto ferroviario, respaldado por un préstamo estadounidense, forma parte de un ambicioso plan para ampliar la infraestructura ferroviaria a través de Angola hasta la República Democrática del Congo (RDC), con el objetivo de mejorar la exportación de minerales críticos a Occidente.
Se espera que el ferrocarril, una vez completado, reduzca significativamente los tiempos de transporte de minerales, incluidos el cobre y el cobalto, que son esenciales para las transiciones energéticas globales y las industrias de alta tecnología. La primera fase del proyecto consiste en remodelar una vía férrea existente a través de Angola y ampliarla hasta el centro minero del Congo. Aún no se ha fijado la fecha de finalización de esta fase.
El ferrocarril forma parte del proyecto más amplio del Corredor de Lobito, que también incluye una segunda fase destinada a conectar el corredor con Tanzania, ampliando aún más el acceso a África Oriental. Aunque Estados Unidos ha financiado estudios de viabilidad para esta fase, algunos críticos sostienen que podría constituir una ruta competidora de la Iniciativa la Franja y la Ruta (BRI) de China, que ya ha establecido importantes inversiones en infraestructuras en toda África.
Estados Unidos, mediante la ayuda de financiación privada y pública, espera presentar una alternativa a los préstamos chinos, que según los críticos suelen ir acompañados de elevados tipos de interés y una falta de beneficios a largo plazo para los países africanos.
La visita de Biden se produce en un momento en que Angola, una nación que históricamente ha mantenido fuertes lazos tanto con China como con Rusia, se ha acercado más a Occidente bajo el liderazgo del Presidente João Lourenço.
En los últimos años, Angola ha buscado cada vez más ampliar su cooperación con Estados Unidos, especialmente en los ámbitos de la seguridad, las iniciativas militares y el desarrollo de infraestructuras. El Presidente Lourenço subrayó este cambio durante la visita de Biden, haciendo hincapié en el deseo de estrechar las relaciones entre Estados Unidos y Angola.
“La inversión de Estados Unidos frente a la de otros no es más o menos, sino diferente”, declaró a la prensa un alto funcionario de la administración estadounidense. “Otros (están) llegando con cheques muy grandes, construyendo un montón de cosas, pero eso es con altas tasas de interés de la deuda… y no viene con ninguno de los compromisos con su sociedad”, añadió la fuente.
La declaración se produjo en medio de continuos debates sobre las ventajas de las inversiones chinas, especialmente en infraestructuras. China ha invertido miles de millones de dólares en África durante la última década a través de su BRI, ofreciendo préstamos con menos condicionantes políticos, pero a menudo con mayores costes, tanto financieros como políticos. Los críticos sostienen que la BRI ha creado una “trampa de la deuda” para varias naciones africanas, dejándolas vulnerables a la influencia china.
Aunque el viaje de Biden estaba diseñado para presentar alternativas estadounidenses a la financiación china, el presidente se enfrenta a importantes retos. Por un lado, su visita se produce en un momento en el que se prepara para abandonar la Casa Blanca tras casi ocho años en el cargo. A sus 82 años, el capital político de Biden ha disminuido, lo que plantea dudas sobre el impacto a largo plazo del viaje. No obstante, la administración expresó su confianza en que el presidente electo Donald Trump continuaría apoyando la iniciativa, dado su objetivo declarado de desafiar la influencia económica global de China.
La visita de Biden incluirá una parada en una fábrica de procesamiento de alimentos en Lobito y una cumbre con líderes de Angola, la RDC, Zambia y Tanzania. Se espera que el presidente estadounidense anuncie nuevas inversiones por valor de 600 millones de dólares para el corredor de Lobito.
Actualmente, el transporte de estos minerales tarda hasta 45 días. Una vez completado, el nuevo ferrocarril reducirá este tiempo de transporte a sólo 45 horas, una mejora importante que, según los funcionarios estadounidenses, aumentará la eficiencia, creará puestos de trabajo locales y mejorará los vínculos comerciales entre el sur y el centro de África.
Sin embargo, para que el Corredor de Lobito tenga éxito, la cooperación con China puede ser inevitable. Las empresas chinas ya están profundamente arraigadas en las operaciones mineras de la RDC y Zambia, y gran parte de los minerales que atravesarán el nuevo corredor ferroviario están bajo control chino.
Para Angola, el proyecto representa una oportunidad estratégica para diversificar sus asociaciones económicas y reducir la dependencia de una única potencia mundial. El ferrocarril podría transformar el papel del país en el comercio regional, posicionando a Lobito como un centro de transporte crítico.