sábado, 7 diciembre, 2024
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El Banco Central volvió a comprar dólares y las reservas alcanzaron un nuevo máximo en la era Javier Milei

El Banco Central volvió a comprar dólares este miércoles y las reservas alcanzaron el nivel más alto en la era Javier Milei. Aunque fue el monto más bajo en más de dos semanas, lo cierto es que el BCRA acumula 36 jornadas con saldos netos positivos.

En concreto, el Central compró u$s50 millones, para acumular un saldo positivo de u$s1.271 millones en lo que va de noviembre.

Dólar: las reservas alcanzaron el nivel más alto en la era Javier Milei

Con los u$s50 millones que compró este miércoles, las reservas brutas subieron u$s213 millones, para alcanzar los u$s30.495 millones, el monto más elevado desde los u$s30.784 millones del 29 de junio de 2023. El martes, el Central había comprado u$s135 millones.

Desde que Javier Milei asumió la Presidencia, las compras netas ejecutadas por el Banco Central en la plaza de contado ascienden a unos u$s20.437 millones. En ese marco, las reservas brutas marcan un ascenso de u$s9.287 millones o un 43,8%, desde los u$s21.208 millones del 7 de diciembre de 2023.

«El actual contexto económico-financiero continúa alentando una mayor oferta de divisas y ante ello es que el BCRA extiende las compras y la acumulación de reservas, a partir de las señales desde el proceso de desinflación y un menor ritmo en el crawling-peg que se anticipa próximamente. De ahí que los dólares financieros continúan calmos, e incluso con un comportamiento bajista a partir de las mayores liquidaciones, necesidades de pesos y colocaciones en Lecap y Boncap que vienen comprimiendo fuertemente rendimientos», explicó Gustavo Ber, economista del Estudio Ber.

El Banco Central aprovechó la estabilidad del tipo de cambio

En los últimos meses, la estabilidad del tipo de cambio en Argentina ha jugado un rol clave en la dinámica económica, aportando un respiro a un escenario marcado por la alta inflación y las complejas presiones externas. Según fuentes de mercado, esta calma fue impulsada por diversos factores, como el blanqueo de capitales y el fortalecimiento de los depósitos privados en dólares, lo que permitió al Banco Central realizar significativas compras en el mercado cambiario. Este contexto no solo reforzó la percepción de control sobre las presiones cambiarias, sino que también incentivó operaciones como el carry trade y la liquidación de exportaciones. 

Sin embargo, los analistas advierten que este equilibrio es delicado y está sujeto a riesgos significativos. Uno de los factores cruciales a seguir es la evolución de las reservas líquidas del Banco Central y el comportamiento del mercado frente a posibles cambios en la política monetaria. Por ejemplo, la propuesta de desacelerar el ritmo del crawling peg al 1% mensual podría consolidar la desinflación, pero a costa de presionar la cuenta corriente y la competitividad cambiaria. 

Por otro lado, el proceso de desinflación alcanzado hasta ahora, con tasas de inflación mensual cercanas al 2%, ha sido considerado un éxito parcial, pero no está exento de desafíos. Mientras que los bienes han mostrado un descenso constante en los precios, los servicios presentan mayor resistencia debido a factores como las actualizaciones tarifarias y las demandas salariales. Además, la proximidad de un año electoral podría añadir presión al escenario económico, dificultando la convergencia entre la inflación y el ritmo de devaluación. 

La estrategia del gobierno para mantener la calma cambiaria incluye un fuerte compromiso con la disciplina fiscal y la apreciación del tipo de cambio real como ancla desinflacionaria. Sin embargo, los expertos subrayan que sin un superávit fiscal sostenido, este enfoque podría resultar insostenible, como ha ocurrido en experiencias históricas similares. 

El panorama también está influido por las expectativas del mercado, que actualmente reflejan un optimismo prudente. La compresión en las curvas de tasas fijas y futuros de dólares apunta a una confianza moderada en la capacidad del gobierno para manejar las presiones inflacionarias. No obstante, cualquier aumento en la brecha cambiaria o un evento disruptivo en el mercado de dólares financieros podría desestabilizar este frágil equilibrio y trasladarse rápidamente a los precios. 

En conclusión, la calma cambiaria ha sido un motor esencial para el progreso económico reciente, pero su continuidad dependerá de una gestión cuidadosa de las reservas, la política monetaria y fiscal, y de la habilidad del gobierno para mitigar los riesgos inherentes a este modelo. La sostenibilidad del proceso de desinflación está en juego, y los próximos meses serán cruciales para definir si Argentina puede consolidar este avance o si los desafíos estructurales pondrán nuevamente en jaque a la economía. 

Calma cambiaria, ¿hasta cuándo?

De acuerdo con la sociedad de bolsa Grupo SBS, la calma cambiaria de los últimos meses tuvo un rol protagónico, con el BCRA anotando importantes compras en el MULC a contramano de la estacionalidad típica, dinámica impulsada fundamentalmente por el blanqueo que permitió que el stock de depósitos privados en dólares alcanzara máximos de varios años.

Según sus analistas, esto permitió incrementar la percepción de que el BCRA podría contener presiones cambiarias, con un carry trade que estimula liquidaciones de exportaciones y préstamos privados en dólares y la demora en el acceso al MULC para importadores (que además aguardan por la eliminación del Impuesto PAIS a fines de diciembre).}

«En este sentido, cabe destacar que aún habría espacio para seguir sumando compras en el MULC dado que, de acuerdo con nuestros análisis de la relación histórica entre préstamos y depósitos privados en dólares, los primeros podrían aún subir hasta 105-130%, lo que implicaría un incre-mento importante de RRNN hasta las cancelaciones de los préstamos».

Hacia adelante, los expertos indicaron que la dinámica cambiaria será clave para evaluar si la desinflación podrá continuar, y destacaron que habrá que monitorear tanto el incremento o no de los préstamos como los encajes en dólares, dado que, tras la finalización de la etapa 1 del blanqueo, se podrá empezar a tener una noción de cómo será el stock de reservas líquidas con el que contaría el BCRA para enfrentar eventuales incrementos en la demanda de dólares.

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