lunes, 25 noviembre, 2024
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Una jornada maratoniana de mítines cierra una campaña impredecible entre Harris y Trump

Filadelfia/Grand Rapids (EE.UU.) 4 nov (EFE).- Ocho mítines y tres estados clave. La vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, y el exmandatario republicano Donald Trump (2017-2021) cerraron este lunes una ajustadísima campaña con una jornada maratoniana de actos electorales.

Trump se prodigó en Carolina del Norte (Raleigh), Pensilvania (Reading y Pittsburgh) y Míchigan. En ese último eligió como escenario la localidad de Grand Rapids, la misma en la que concluyó sus anteriores dos carreras a la presidencia: en 2016, año en que venció a Hillary Clinton, y en 2020, cuando perdió ante Joe Biden.

Harris, en cambio, concentró sus esfuerzos en un único estado, Pensilvania, con eventos en Scranton, Allentown, Pittsburgh y finalmente Filadelfia, donde tuvo de fondo el Museo de Arte cuyas escalinatas popularizó Sylvester Stallone en la película ‘Rocky’ (1976).

Lady Gaga, Ricky Martin o la presentadora Oprah Winfrey, entre otros, acompañaron a la candidata en su último mitin, mientras que el perfil de los teloneros en el de Trump no tuvo renombre y quedó en manos principalmente de políticos locales. La espectacularidad del escenario demócrata contrastó además con la modestia del estadio Van Andel Arena donde el republicano ubicó el suyo.

Los dos aspirantes necesitan el voto de 270 de los 538 compromisarios del Colegio Electoral para proclamarse ganador este 5 de noviembre, pero la disputa se juega en verdad en siete estados: Pensilvania (19 delegados), Carolina del Norte (16), Georgia (16), Míchigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6).

Harris parece tener asegurado el apoyo de 226, por lo que necesita solo 44, y Trump parte con 219, según las previsiones de la cadena CNN.

No es casualidad por ello que los esfuerzos de la recta final se concentraran en los llamados estados bisagra, donde Harris habló a las 23.30 hora local (04.00 GMT) y Trump comenzó pasada la medianoche.

«Nuestra campaña no ha sido contra algo, sino por algo. Ha sido una pelea por un futuro con libertad, con oportunidades y dignidad. (…) Nosotros, el pueblo, tenemos el poder de forjar nuestro futuro», dijo Harris subrayando su intención de pasar página a «una década de políticas impulsadas por el miedo y la división».

Trump, a su vez, prometió arreglar el estado del país tras cuatro años demócratas: «No tenemos por qué vivir de esta manera. No estamos viviendo bien. Con vuestro voto, arreglaremos cada problema. (…) Está en nuestra mano», dijo.

En Pensilvania, el único estado en el que coincidieron, los dos habían visitado dos localidades de mayoría latina, Allentown en el caso de Harris y Reading en el de Trump, en un último intento en busca del voto hispano que podría decantar la balanza.

«Estados Unidos está listo para un nuevo camino en el que veamos a nuestros conciudadanos no como un enemigo sino como un vecino», declaró allí la vicepresidenta. Hace una semana, en un mitin de Trump en Nueva York, un humorista llamó a Puerto Rico «isla flotante de basura» y desató una polémica que todavía perdura.

El mensaje de Harris contrastó con el del magnate neoyorquino, que reiteró su propuesta de emprender la mayor deportación de indocumentados de la historia y amenazó a México con aranceles del 100 % si no frena la inmigración en su frontera común.

La campaña demócrata augura unas elecciones «increíblemente ajustadas» y ha pedido calma ante el recuento de votos.

La media de sondeos efectuada por la web FiveThirtyEigtht da a Harris una ventaja de 1,2 puntos, con el 48 % de las intenciones de voto, pero en los estados clave ese margen cuestiona esa hipotética victoria. En Pensilvania están empatados y en Carolina del Norte Trump está en cabeza por un solo punto.

La posibilidad de que se desaten episodios de violencia ha llevado al país a blindar no solo sus centros electorales y edificios simbólicos como la Casa Blanca. Algunos comercios y restaurantes han tapiado sus entradas.

La cúpula republicana sigue sin aceptar los resultados de 2020 y en este ciclo ha alentado de nuevo el fantasma del fraude. Este lunes el Comité Nacional Republicano, a modo de ejemplo, demandó a la comisión electoral de Milwaukee por el plan de la ciudad de reducir la presencia de observadores.

Unos 244 millones de estadounidenses están llamados a las urnas. De ellos, 80 millones han ejercido su derecho al voto por adelantado, según el recuento de la Universidad de Florida.

Se cierra así una campaña inédita, en la que a la renuncia a la reelección de Biden en julio se sumaron dos intentos de asesinato contra Trump, que a su vez ha hecho historia por los juicios en su contra, dos de ellos, en Washington y Georgia, por intentar revertir los resultados de 2020 y otro en Nueva York donde fue declarado culpable de falsificación de registros comerciales. EFE

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