Los dos jugadores de la selección francesa de rugby detenidos en la Argentina fueron imputados formalmente por la presunta violación agravada de una mujer que los conoció tras un partido amistoso en Mendoza el fin de semana pasado. La fiscal Cecilia Bignert imputó a Hugo Auradou y Oscar Jegou por el delito de «abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos personas».
La fiscalía detalló que Auradou, de 20 años, y Jegou, de 21, se negaron a declarar y quedarán recluidos en un centro de detención transitoria en la capital mendocina, donde habrían ocurrido los hechos en la madrugada del domingo tras el encuentro con los Pumas.
Ahora, la fiscalía tiene 10 días para pedir la prisión preventiva y se espera que la defensa pida reclusión domiciliaria, para lo cual deberán establecer domicilio en Mendoza y someterse a peritajes psicológicos.
Tras conocerse la imputación, uno de los abogados de la defensa, Germán Hnatow, dijo que los franceses, quienes afirman que hubo consentimiento y niegan haber golpeado a la presunta víctima, «se encuentran bien y seguros de su versión». «Están tranquilos porque se saben inocentes en la causa, pero por supuesto preocupados de toda esta situación que les ha tocado vivir», agregó el abogado, que trabajó antes en la unidad de delitos sexuales de la fiscalía.
Luego del partido del sábado, los jugadores fueron al bar Beerlin donde consumieron una gran cantidad de alcohol, según dijo un mozo del lugar que pidió no revelar su identidad. «Se tomaron todo», contó. No obstante Andrés Civit, dueño del bar, dijo a la agencia de noticias francesa AFP que actuaron «como cualquier otra persona de consumo habitual». «No sé si se emborracharon, no vi a nadie arrastrándose», añadió.
Natacha Romano, abogada de la denunciante, relató que su clienta conoció a Auradou en otro club nocturno al que acudieron los jugadores después, ya en la madrugada del domingo, y se fue con él al Diplomatic Hotel. Tras entrar a la habitación, él «la agarra, la tira en la cama, la empieza a desvestir y salvajemente la golpea», detalló Romano. La mujer «tiene marcada la espalda, mordeduras, rasguños, golpes en los pechos, en las piernas y en las costillas», además de un puñetazo en la cara. Con «violencia feroz» abusó sexualmente de ella al menos en seis ocasiones, según la abogada. Una hora después entró Jegou y «de forma salvaje comienza con los mismos hechos», añadió.
De acuerdo con la denuncia de la mujer, los supuestos hechos se iniciaron a partir de las 4.30 en ese boliche. La víctima se trasladó con Auradou. Entraron a la habitación y ella se dio cuenta de que la invitación a tomar algo era un engaño.
Cuando advirtió esta situación –siempre según su versión–, le pidió ir al baño y el joven se dio cuenta de que ella se quería escapar. Entonces la tonmó, la tiró en la cama, la empezó a desvestir y la golpeó salvajemente con golpes de puño que fueron visibles y se pudieron advertir en el rostro de la víctima con un hematoma. La asfixió al punto tal que ella sentió que se desvanecía y, una vez que no se pudo defender más y no había posibilidad de salir de esa situación, fue abusada sexualmente.
Según declaró la mujer, una hora después ingresó a la habitación el segundo partícipe, Jegou, y de forma salvaje comenzó con los mismos hechos de violencia y de abuso sexual. Luego, este segundo joven se fue a bañar y Auradou continuó abusándola y propinándole golpes.
De acuerdo a los peritajes, tuvo marcada la espalda, mordeduras, rasguños, golpes en los pechos en las piernas, en las costillas.
Ella intentó escaparse por lo menos cinco veces pero Auradou se despertaba y la volvía a acceder. Eso pasó tres o cuatro veces más hasta que se quedó dormido. Incluso orinó a la mujer, quien recién a las 8.30 pudo salir de esa situación y escapar del hotel.
La imputación que pesa sobre Auradou (abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos personas en concurso con abuso sexual con acceso carnal) puede ser mayor porque incluye la repetición del delito, explicó una fuente de la fiscalía.
Auradou y Jegou fueron detenidos el lunes en Buenos Aires para evitar que salieran del país. El jueves fueron trasladados de una celda de Interpol de la policía federal argentina a un centro de detención en Mendoza para comparecer en la audiencia de imputación ante la fiscal Bignert. Si son hallados culpables, las jóvenes promesas del deporte francés arriesgan de ocho a 20 años de prisión.
El jueves, la denunciante fue hospitalizada tras sufrir un trastorno del ánimo llamado «hipotimia» y «una descompensación general del cuerpo producto de todo lo sucedido», dijo Romano. «Cuando vio los informes se angustió, entró en un estado de shock total y se desvaneció, sobre todo por las lesiones que mostró la tomografía», detalló.
Nicolás Yungman, psicólogo del Hospital de Emergencias Psiquiátricas Alvear y quien no está vinculado al caso, explicó que la hipotimia a la que se refirió Romano «puede ser un efecto del trastorno de estrés postraumático (…) que provoca que la persona no pueda expresarse bien, tenga movimientos lentos, lenguaje inexpresivo y pérdida de interés».
El principal abogado defensor de los jugadores, Rafael Cúneo –hermano del ministro de Justicia, Mariano Cúneo– dijo que usará como indicios de consentimiento el hecho de que la mujer subió con Auradou a la habitación 603 y esperó a que él bajara a recepción para pedir la llave, que había perdido. La mujer era «una señora de 40 que ya sabe lo que pasa en la vida», fue la insólita estimación del letrado.
Entretanto, la selección francesa continúa su gira: jugó contra Uruguay el miércoles y se enfrentará de nuevo a los Pumas este sábado en Buenos Aires. Tres no estarán: los dos detenidos y Melvyn Jaminet, excluido por haber hecho comentarios xenófobos en redes sociales durante la fatídica celebración en Mendoza.