ROMA.- Tal como se esperaba, el nuevo embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo María Beltramino, presentó este viernes cartas credenciales ante el papa Francisco en una audiencia en el Palacio Apostólico del Vaticano.
Diplomático de carrera y abogado que sucedió a la también diplomática de carrera María Fernanda Silva, Beltramino vistió para la ocasión un riguroso frack, como indica el protocolo para este tipo de audiencias que marcan el inicio de la oficialización del nuevo cargo. El flamante embajador, de 63 años y que es católico practicante, fue recibido junto a su esposa, Mercedes Schang, a quienes pasaron a buscar por la embajada gentilhombres del Vaticano, como es tradición.
“Fue un encuentro muy bueno, muy cálido y jovial, tanto en cuanto a la ceremonia, como en cuanto al contenido”, dijo a LA NACION Beltramino, que contó que era la primera vez que se encontraba con el Pontífice, algo “muy especial en lo personal y en lo profesional”.
Durante el encuentro, el flamante nuevo embajador le manifestó al Papa “el interés de continuar desarrollando la agenda bilateral, en el marco de las excelentes relaciones históricas entre la Argentina y la Santa Sede”. También se habló de la Argentina y de las cuestiones más relevantes de la agenda internacional, en un mundo convulsionado.
Preguntado si hubo novedades sobre un posible viaje a su madre patria, que el Papa dijo varias veces que desea hacer a fin de este año y que es una asignatura pendiente, Beltramino fue muy escueto. “Ya está invitado, esperamos que venga y es una decisión del Santo Padre cuándo y cómo”, dijo.
Hasta hace unos meses embajador en Vietnam, Beltramino, hijo del destacado diplomático, Juan Carlos Beltramino, tiene vasta experiencia: se desempeñó como subsecretario de Política Exterior, dependiente de la Secretaría de Relaciones Exteriores que condujo Jorge Faurie durante la presidencia de Mauricio Macri. Ejerció asimsimo funciones en las embajadas argentinas en los Estados Unidos y en los Países Bajos. Además, fue representante alterno ante la Organización Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas, y ante los organismos internacionales jurídicos, como la Corte Penal Internacional, la Corte Permanente de Arbitraje y la Conferencia de Derecho Internacional Privado con sede en La Haya.
La semana pasada Beltramino había tenido su presentación en sociedad en una misa solemne que se celebró en la Iglesia Nacional Argentina de esta capital para conmemorar el 25 de Mayo.
Entonces, en un breve discurso al final de la celebración, dijo sentirse honrado al presidir su primera fecha patria en Roma en la Iglesia Nacional Argentina S.S. María Addolorata. Y contó que había estado allí por primera vez con sus padres hace 50 años.
Destacó al papa Francisco, “fuente de inspiración y reflexión para todos nosotros, por su incansable labor y su constante preocupación por la humanidad (…) que enorgullece a nuestra nación” y destacó los “estrechos e intensos” lazos históricos entre la Argentina y la Santa Sede.
Entonces, al margen de recordar la visita al Vaticano del presidente Milei de febrero pasado, en ocasión de la canonización de Mama Antula, Beltramino evocó el “hito histórico” que sucedió durante el papado de Juan Pablo II, es decir, la negociación del Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile, que “evitó un conflicto de hermanos”, subrayó. Y destacó que justo este año se cumple el cuadragésimo aniversario de su firma (el 29 de noviembre de 1984).
Beltramino también habló de los preparativos para el próximo Jubileo de 2025. “Junto con la embajada colaboraremos activamente resaltando la importancia del acontecimiento como un momento de renovación y esperanza y participaremos de las actividades para llevar un poco de la República Argentina a los peregrinos del mundo que visiten la ciudad de Roma”, afirmó, al comprometerse al mismo tiempo a trabajar con la Santa Sede “en pos de los mejores intereses y objetivos compartidos frente a los desafíos” del mundo actual.