Ubicado a la vera del río Luján, Venice Tigre es un desarrollo urbanístico hecho por TGLT. El masterplan general es del Estudio BMA y el masterplan de la etapa 1 ya realizada y la arquitectura son del Estudio Mc Cormack Asociados (arquitectos Sebastián Balbuena, Mike Mc Cormack, Pedro Wofcy). El encargo del paisajismo llegó a la arquitecta Ana Pessio con una serie de ideas rectoras del Estudio Thays: crear un escenario con evocaciones al pastizal pampeano y una arboleda de corte nativo local.
El trabajo consistió en elaborar una propuesta paisajística integral con el espíritu de lo que Venice quería transmitir: un espacio de fuerte conexión con su entorno. El diseño debía abordar tres frentes de manera simultánea: una genuina búsqueda de integración con el ecosistema y la biodiversidad existente; un diálogo formal entre arquitectura y vegetación; y una cantidad de soluciones a requerimientos puntuales y funcionales de la obra (resolución de desniveles, instalaciones, ocultamientos). Todo en un período temporal exigente, con plazos definidos y presupuestos a respetar. El trabajo fue posible gracias a un valioso equipo profesional.
El gerenciamiento y coordinación de las tareas estuvieron a cargo de FJA: Arq. Andrea Saettone, Arq. Demetrio Siderakis, Ing. René Carabajal, Arq. Felicitas Picone. La dirección general estuvo a cargo de la Arq. Vanesa Genaro, de TGLT. El paisajismo se trabajó conjuntamente con el proyecto de iluminación, realizado por la Arq. Carola Crostelli.
La provisión de plantas fue satisfecha por varios productores. “Todo cambia velozmente y hace cinco años no había la oferta de plantas nativas que de a poco empieza a existir hoy. Algunas especies se consiguieron y muchas hubo que cambiarlas en su momento por la falta de disponibilidad inmediata que la obra requería”, cuenta Ana Pessio.
El mantenimiento es otra dimensión clave para el comitente en este tipo de proyectos. Todas las especies fueron elegidas con una premisa de bajo mantenimiento real. Y también la clara intención de sumar belleza al espacio y trabajar con la escala arquitectónica. Se pensó una composición de plantación suave y contundente, capaz de dialogar con las líneas de la arquitectura, suavizarlas y potenciarlas en igual medida.
Un gran desafío fue el sector del showroom. Allí se resolvió un estacionamiento, se creó una explanada –donde se rescató y valoró una gran anacahuita existente– y un camino a las oficinas que sumerge de inmediato en un clima de Delta y de contacto directo con la naturaleza.
En cuanto a la vegetación, en Venice hay una predominante presencia de gramíneas, combinadas con arbustos y herbáceas de flor. Las gramíneas aportan mucho movimiento, esa sensación de plantación silvestre, suelta, y cambio estacional. También ofrecen una masa vegetal considerable en relativamente poco tiempo. Se utilizaron Cortaderia selloana, Juncus acutus, Poa iridifolia, Vetiveria zizanioides, Setaria poiretiana, Paspalum exaltatum, Melica macra, Panicum virgatum, Pennisetum rupelli, P. setaceum rubrum, P. alopecuroides ‘Moudry’. “Sobre el Pennisetum villosum, en la coyuntura de ese momento de la obra fue una solución rápida, pero que hoy, mirándolo en retrospectiva y con más experiencia en el camino, no lo volvería a utilizar por su carácter invasor”, comenta la paisajista.
El complejo se compone de seis edificios, dentro de los cuales se encuentra el llamado Balandras I. Allí se destaca la combinación de spiraeas como telón de fondo, con Miscanthus sinensis ‘Variegatus’, Salvia involucrata, Paspalum exaltatum, Canna glauca y Phlomis fruticosa. Con una floración escalonada desde la primavera temprana hasta el otoño, es un cantero de gran cambio estacional sin renunciar a una estructura estable a lo largo del año.
En dos zonas del proyecto el acceso peatonal es nulo, lo que permitió pensarlas como pequeñas reservas naturales dentro del gran parque general. Una de ellas es un sector de equipos que fue rodeado de espinillos, anacahuitas y cinas cinas. Otra fue un sector perimetral de uno de los edificios, sobre el puerto e inundable, donde se plantaron Juncus acutus, Sesbania punicea, Canna glauca, otras especies nativas como Symplocos uniflora o azahar del Delta y variedad de chilcas en las zonas más altas.